Mirar a sus ojos y ver que son azules.
Y que me de un poco igual. La boca seca. Mucho tiempo sin hablar
tanto. Mucho tiempo sin necesidad de explicar y decir y contar y
contar otra vez. Durante mucho tiempo me hubiera quedado sólo con
esos ojos tan azules. Pero ahora lo otro importa más. Continuar
hablando.
Y escuchar. No lo que va dirigido a
otro. No poner el oído y esperar. Escuchar lo que te dicen a ti. Lo
que dicen para ti. Una historia que contar. Una narración que se
hace sólo para ti y ahora. Hace tanto tiempo que ha sido mejor que
volver a caminar.
El sol brilla. Pero no calienta. Ella
sigue hablando. Sus ojos azules puede que brillen con esta luz. Pero
no voy a pararme a pensarlo. Pienso en mi próxima frase. Mi corazón
late. No sabía lo que echaba de menos hasta que no he vuelto a
hacerlo. No sentí que lo perdía. Pero ahora sé que lo he
recuperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario