La siesta llega aunque no quieras. Te sientas dispuesto a no dormir, pero no se sabe si es la comida, el calor, el arrullo de las cigarras chirriando en la calle, vamos que te quedas dormido quieras o no. Ayer no fue una excepción y me quede frito. Sólo que privado del habitual escenario me vi a mí mismo en otro escenario.
Era en blanco y negro. Y por más que yo quería reclutar gente nadie quería ayudarme. Alguien venía a destruir todo el mundo que habíamos creado y defendido entre todos, pero nadie quería arriesgarse para defenderlo. Así que me vi sin ayuda. Y con un peligro que se cernía sobre mí.
Y como los sueños son así, volví a mi otro escenario y estaba, una vez más, solo ante el peligro, rodeado de enemigos que me atacaban por todos lados y que querían irse hacia la victoria.
No sé cómo acabarían esas películas, pero yo me desperté con la sensación de estar solo en el mundo.
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