A veces al leer sucede lo mismo que al mirar un día a una mujer en la que no veíamos más que bellezas y en la que un día, tristemente, encontramos un defecto, tal vez más de uno. A veces al leer algo que nos gustó escribir encontramos esos fallos en sus pechos o en su piernas flacas. Y sucede también que encontramos entre los defectos más grandes los más hermosos ojos de color miel. Todo depende de la perspectiva. Y del día. Así el camino es un día plácido y feliz y otro, en que no se sabe con quién nos cruzamos, o que píe, precisamente, se nos ha cruzado, es una tortura.
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