Porque al final todo se resuelve en hablar de mí pero desde una perspectiva distinta. Es como si fuera enseñando unas fotos: yo mirándote, yo mirando a otra, yo lamentándome porque no me quieres, yo sintiéndome solo, yo solo viendo como se pone el sol, yo con frío tras dar un paseo un día de fines de noviembre. Porque de eso se trata siempre: de mí. De lo que veo, de lo que siento, de lo que cuento o callo. De lo que miento. Y sobre mí, mis pasos. Contando mi camino, creando mi camino y mis palabras. Haciéndome.
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