Una de las
constantes de la ficción en la vida adulta es la insatisfacción. El
reflejo de esa insatisfacción, de cierto vacío vital que podría
casi asimilarse al nihilismo, aparece en muchas creaciones como
motivo de queja y a veces hasta de justificación por parte del
autor.
Muchos intentan
contar esa insatisfacción, otros la viven como una gran tragedia y
la expresan con violencia o incluso con dolor hacia sí mismo,
llegando incluso al suicidio. Y otros la combaten de la mejor forma
que pueden. Ganivet, Larra, Bécquer, Juan Ramón, Baroja, son
grandes autores de la insatisfacción, de la pérdida del tiempo o la
vida en cosas que no importan lo suficiente, que no son suficiente
para rellenar el interior.
Esa misma
insatisfacción es un tema recurrente en las canciones de Rubén
Pozo, primero con Pereza y después en solitario. Una insatisfacción
que va contra sí mismo y contra el mundo y que está acompañada de
comportamientos si no auto destructivos, sí comportamientos que van
contra él mismo.
Tal vez el mejor
ejemplo de la insatisfacción en sus canciones sea Matar al Cartero.
Una canción que mezcla una fracasada historia de amor con ese vacío
interior, esa insatisfacción que provoca la vida adulta con todas
sus bondades y sus muchas renuncias y pérdidas.
Soledad, tristeza,
vacío, búsqueda, derrota, fracaso, todo ese se mezcla en la
situación. “Nada es suficiente y no sé por qué, me falta algo y
no sé qué, tengo de todo, dentro de un orden, pero en el fondo nada
que importe...” he ahí la insatisfacción que canta Rubén Pozo,
una insatisfacción con la que es fácil identificarse porque todos
la sentimos o la hemos sentido muchas veces.
En otras de sus
composiciones se nota esa misma insatisfacción, de muchos tipos,
vital, amorosa, laboral, sexual, que suelen acabar en fracaso y en
dolor. Vamos tirando, dice la canción, como un resumen y una
filosofía de la vida. Tirando, siguiendo, para ver si conseguimos
esa satisfacción que se nos niega o nos negamos. Tirando contra
todo, pero siguiendo, por si acaso, con tristeza, pero, al menos esta
vez, sin tragedias.
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