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sábado, febrero 21, 2015

AVELLANEDA CONTRA CERVANTES


Que los poetas o los narradores son buenas personas es una invención de sus lectores. Al leerlos y al gustarnos, o no, sus obras, los encajamos entre nuestros posibles amigos o entre nuestros enemigos. Sin embargo, en muchas ocasiones esos autores son cotillas, envidiosos, maledicentes, vengativos y malencarados, malas personas, sobretodo con sus competidores, con los otros autores.

El Siglo de Oro español es sin duda el gran momento de esas venganzas, enfrentamientos y duelos entre autores que veían enemigos por todas partes, que sabían que otros podían acaparar el mercado y que se dolían ante cada éxito del rival, del vecino.

En ese contexto hay que ver el enfrentamiento entre Góngora y Quevedo. Una enemistad que va más allá de lo literario, pero que nace de esa necesidad de destacar sobre el rival, de vender más y poder vivir del trabajo y no tener que repartir el pastel de la fama y el mercado de la época.

Y en ese contexto es donde nace El Quijote de Avellaneda. Una obra contra Cervantes, contra el gran éxito que Cervantes había tenido con su obra. Aprovechando ese éxito y su personaje, el falso Avellaneda escribe contra Cervantes, haciendo de su personaje un tipo grotesco. Y sobretodo escribe para acabar con la buena fama de Cervantes, para atacarlo y vengarse de su éxito, y lo hace mediante su propia obra.

Construye Avellaneda, sin embargo, una obra destacable, no a la altura de Cervantes, pero con un ingenio y una perspectiva y un tratamiento de los personajes que la convierte en una buena novela, en una buena obra literaria que hubiera sido mucho más leída si no contara con la rémora de ser una continuación falsa, un ataque contra el más renombrado autor español y ante la creación cultural y literaria más importante de nuestro idioma.

Ese Quijote hirió tanto a Cervantes que le obligó a escribir una verdadera segunda parte de su novela. Y tan herido fue, que se superó a sí mismo, que construyó una novela aún mejor que la primera, una novela en la que el juego literario es superior, en la que los personajes han evolucionado, en la que tiene que sacar lo mejor de sí mismo para mejorar lo hecho por su enemigo.

La Real Academia lanza ahora, en este año de conmemoración de la obra cervantina, una edición del Quijote de Avellaneda. Una lectura que es más que recomendable. Para comprobar la calaña de los escritores. Y para comprender cuáles eran sus motivaciones. 


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