Las sociedades crean
y destruyen personas, clases sociales, tipos. Las sociedades, una vez
se degeneran aparecen destruidas y crean personas que son reflejos de
esa sociedad destruida, degenerada, sin otra razón que sobrevivir,
incluso por encima de esa misma sociedad.
Reflejo de esa
sociedad destruida es True Detective. La serie de la HBO muestra en
sus ocho episodios una historia llena de enormes personajes, grandes
actuaciones, magnifícos guiones y tensa narración y muchos otros
elementos creativos que hacen que su visión se disfrute.
Pero la sociedad que
muestra esa narración es una sociedad destruida que crea los tipos
de personajes que la pueblan, personajes que se autodestruyen pero
que aún así se erigen en defensores de la sociedad contra aquellos
que quieren sobrevivir y acabar con ella, que quieren subyugarla y
crearla a su imagen y semejanza.
Pobreza,
analfabetismo, comportamientos asociales, psicopáticos y perversos
son los que muestran esas sociedad destruidas. Hombres que viven
aislados, sin aparecer en los registros, sin ser apenas, que
simplemente viven para generar sus deseos y hacer pervivir esa
destrucción.
Esa sociedad de
familias desestructuradas, llenas de incultura y perversión, donde
la gente va y viene sin que se sepa por qué, donde la gente
desaparece sin que nadie se preocupe por ellos, donde la muerte o la
vida de los otros, de los nuestros no importa.
Esa sociedad
destruida, creada a partir de la basura, de los restos del
capitalismo salvaje que no puede incluir a todos y que excluye a
tantos que acaban por formar una clase social desaparecida de
personas basura que viven en un tercer mundo generado en el primero;
es protagonista en la serie y es además un producto cada vez más
visible en nuestras sociedades.
Un paseo por los
alrededores de las grandes masas urbanas muestra los mismos paisajes
desolados (intercambiemos los pantanos por campos de trigo) que se
muestran en la serie. Casas ocupadas, familias que están formadas
por oscuros parentescos, sociedades que se van destruyendo al mismo
ritmo que se anuncia la recuperación económica.
Una sociedad que
viene, sin el apocalipsis de Mad Max, simplemente con la naturalidad
con que se asume lo normal: una sociedad basura y otra que intenta
mantener su status y el orden habitual de las cosas.
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