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domingo, agosto 24, 2014

EL DIARIO DE ADÁN Y EVA, LA PRIMERA HISTORIA DE AMOR


El mito cristiano de la creación, con un paraíso creado por Dios en el que el hombre convivía como otra de las creaciones de Dios, como la creación especial de Dios, ha motivado muchas interpretaciones, desde los que la creen a pies juntillas, hasta los que han aprovechado para recrear el mito bíblico con su propio estilo.

En ese sentido Mark Twain creó su Diario de Adán y Eva. Poniendo voz a los personajes principales del mito de la creación, Twain, con su ironía, sobre todo en el personaje de Adán, establece una mirada primitiva e ingenua sobre el mundo recién creado.

Como si dos científicos fueran, Adán y Eva comprueban cómo es el mundo y tratan de proponer leyes universales de comportamiento de la naturaleza, sin saber que, para ellos, las reglas son diferentes, que cuando se produzca el cataclismo del árbol del bien y del mal, las reglas cambiarán y existirá la muerte y variarán los paisajes, y todo será diferente.

Pero si hay algo que se eleva por encima de todo en el libro de Twain es la historia de amor entre Adán y Eva, la primera historia de amor de la historia. Con una sensación de destino que los une y que no los puede separar, de amor necesario y único, de amor que es impensable que no se produzca, los enamorados se unen con una felicidad, ingenuidad y amor propios sólo del primer amor, de ese amor que es más adolescente que todos los demás que exisitirán.

Y para ello Twain se basó en la historia de amor con su mujer, un amor que duró más de 30 años y que terminó con la muerte de su esposa, a la que de cierta forma dedica este libro. Porque como dice el propio Adán “dónde quiera que ella estuviera, allí estaba el Edén”. Unas palabras que Twain dedicó a su propia Eva, a su propia y primigenia historia de amor.



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