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jueves, junio 13, 2013

LOS OSITOS DE PELUCHE NO SE EMPALMAN

Me contaba Felipe en el bar que le habían despedido. Tenía un trabajo estupendo, que nunca supe cómo encontró y cómo tuvo tanta suerte. Consistía en dormir con una señorita. Nada más. Él tenía que estar en la habitación de la chica cuando ella se fuera a la cama. Meterse con ella y abrazarla o dejarse abrazar.

Era un osito de peluche humano. La chica no podía dormir sin él. Esto le había permitido conocer mucho mundo, porque la chica era una guapa heredera con un avión privado a su disposición que había recorrido medio mundo. En ese medio mundo buscó dormir sin su acompañante, pero no pudo. Así que Felipe cobraba un buen montón de dinero y se acostaba cada noche con una chica muy rica y muy guapa.

Eso le privaba de acostarse durante la noche con otras mujeres. Pero él lo prefería. Les hacía el amor y no dormía con ellas. Llevaba dos años viviendo en la gloria. El trabajo tenía problemas, claro. Tenía que olor siempre bien. A osito de peluche. Y tenía que tener buen aliento. Y sobre todo tenía que ser respetuoso. Tenía que abrazar, pero no lúbricamente. Cualquier pulsión sexual conllevaba el despido.

Para ello Felipe se masturbaba compulsivamente antes de acostarse con la chica. Llegó el día en que podía acostarse con ella sin sufrir problemas nocturnos. Todo es cuestión de acostumbrase. Pero un día la cosas cambió. Hacía mucho calor. Felipe había estado muy ocupado y no había podido aliviarse más que dos veces. La chica dormía medio desnuda. Su piel era suave. Su pelo negro olía a embriagantes flores recién florecidas. Y al estar tumbada se le escapó un pecho.

Felipe no pudo resistir y sufrió una violenta erección. Consiguió disimularla dándose la vuelta. Pensó en escapar cuando la chica estuviera dormida. Iría al baño y se aliviaría. Pero ella no podía dormir y se abrazó a su osito, notando una dureza inexplicable a la altura de la cintura. La chica metió mano allí y alucinó.

Total, que Felipe y la chica praticaron sexo. Él estaba muy contento porque esto le daba a su trabajo lo que le faltaba. Pero al día siguiente la chica le despidió. Felipe le pidió explicaciones y ella contestó: “los ositos de peluche no se empalman”. Así que ahora está sin trabajo. Si alguien necesita un osito de peluche humano que le llame o deje mensaje aquí. Es económico y tiene experiencia. Y promete no volver a hacerlo.







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