Más que una canción, El aire de la
calle, es una definición. Miguel Benítez, uno de los componentes de
los Delinquentes, se define a sí mismo en la canción. Cuenta la
historia de quién es, de cómo ha llegado a cantar esa canción, de
cómo es y de cómo ha sido su vida.
Años después de su muerte, Marcos, El
Canijo, la segunda voz del grupo, su amigo del alma, el que siempre
había compartido su vida, lloraba al cantarla. Porque sabía que
todo lo que decía Miguel en esa canción era verdad. Porque esa
canción es el mismo Miguel. Es la vida que ambos habían llevado.
La canción es un canto a la
despreocupación. A la diversión. No deja de tener un tono triste.
Una tristeza que con los años se ha ido acumulando. La canción es
una autobiografía de Miguel. Se levanta temprano. Sin obligaciones.
Sin nada que hacer y nada que le preocupe. Fumando flores. Pantalones sin bolsillo, sin necesidad
de dinero. Todo el día pensando en cantar, sin más. Con una
guitarra y una cama buscando la felicidad.
Otras canciones del grupo, antes y
después, tendrán el mismo tono de huida, de despreocupación, de
mostrarse fuera de la sociedad de una manera sabia y consciente. Pero
ninguna de una manera tan real como esta. Ninguna de una manera tan
cierta y tan consciente. La libertad como opción personal. Más allá
del dinero. Más allá del amor. Más allá de todo.
La libertad. La despreocupación. La
felicidad. Trabajar en la nada, para nada. Trabajar en la propia
felicidad sin más. Así eran los días de Miguel Benítez. Así los
enseña en esta canción que en los conciertos del grupo El Canijo no
tenía que cantar, la gente sola la cantaba, sin música, sin que el
grupo tocara, ni dijara nada.
Muchos grupos, muchas canciones son
autobiográficas, pero ninguna me parece tan real y tan cierta como
esta. Miguel vivió y murió así. Siempre libre. Sin más
preocupación que cantar lo que quería y tener una cama donde
dormir. Una canción que es el espíritu del grupo y de sus
seguidores. La alegría por encima de todo. La alegría como las flores, que crecen hasta en el cielo, para los amigos que allí tenemos.
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