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lunes, junio 10, 2013

LA FÓRMULA DEL HUMOR Y LOS HERMANOS MARX

El objetivo era sencillo, hacer humor de la nada. No hay un argumento preciso que seguir y que sea divertido en sí mismo, sino que se acumulan una serie de gags protagonizados por diferentes personajes, que consiguen que pese a todo el espectador concentre su atención y se ría, que es lo fundamental en una comedia.

Así se construían las películas de los hermanos Marx. Ellos venían del teatro, del vodevil. Mezclaban las partes diálogadas con canciones y actuaciones que rompían el ritmo argumental. Y así lo siguen haciendo en las películas, rompiendo el argumento a cada momento con partes cantadas o con transiciones protagonizadas por los actores serios de las películas. Ellos hacían sus gags, los actores más serios, los sufrían o protagonizaban imposibles historias de amor.

De ahí que sus películas se alargaran. Sopa de Ganso tiene una duración de apenas una hora, y en ella no hay concesiones, no hay canciones, no hay historias de amor. En el resto, de hora y media, sí. Necesitaban un relleno. Y no sólo para sustentar un “argumento”, también para calmar al público entre gag y gag. Si aún te estás riendo de lo anterior no prestas antención a lo que viene ahora. Por eso metían una canción. Una escena de amor. El público paraba de reír. Y después ya estaba preparado para otro gag.

Una noche en la Ópera, Un día en las carreras, Los hermanos Marx en el Oeste, todas repiten ese mismo esquema. Y todas contienen gags geniales. Sopa de Ganso es la mejor de todas, pero también es la más loca, la más pura de todas sus películas. No hay nada que distraiga de la risa. Son gags enlazados con poco argumento. Brillantes gags.

Después encontraron y explotaron una fórmula humorística que ha quedado fijada y que ha intentado imitarse con poco éxito. Porque en la parte cómica es muy difícil imitar la genialidad que los tres hermanos desprendían, que los tres dominaban a la perfección. Humor absurdo, humor ingenuo, humor físico, humor verbal, todos los registros posibles.

La risa necesita otra concentración. Por eso ayuda a olvidar lo restante. Por eso es tan útil en momentos de crisis como este. Por eso los Marx siempre estarán vigentes.




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