Decirle “me la meneo pensando en ti”
no fue muy cortés, pero fue muy sincero. Su gesto posterior también
fue muy sincero, cuando me gano una hostia la encajo con
deportividad. Y no diré que no me dolió, porque me dolió. Aunque
esas bofetadas duelen sólo cuando te las pegan. Luego son una buena
historia para contar.
Quise decirle lo que le dije, aunque
quería que fuera un halago. Creo que ella no se lo tomó así. Desde
que tengo banda ancha, no pienso mucho cuando me dedico a la
masturbación. Simplemente miro. Siempre hay algo que mirar si tienes
una buena conexión a internet. Sin embargo, desde hacía unos días
no podía dejar de pensar en ella cuando me masturbaba. Había
recobrado mis 16 años, cuando tenía vívidas fantasías durante el
amor propio.
Así que, el día que por fin pude
hablar con ella un rato lo bastante largo, se lo dije. Pero no se lo
tomó como el gesto de cortesía y halago que yo hice. Lo mejor para
haberla llevado a mi cama hubiera sido cantarle la canción más
hermosa del mundo. Mi versión es mejor que la de Sabina. Cuando digo
lo del carnet del Atleti se me notan los años pasados en ese campo.
Lo de Annie Hall, Gioconda y Wendy lo bordo. Creedme.
Pero ella hablaba y hablaba de la
sinceridad. Su novio la había mentido. Eso la dolía mucho más que
las otras cosas que había hecho contra ella. Más que haberse puesto
de parte de su madre. Más que haberla engañado con su mejor amiga.
Más que haberla robado dos mil euros de la cuenta del banco. Repitió
la palabra sinceridad sesenta veces en ese rato. Y cuando me preguntó
si yo era sincero, le dije “me la meneo pensando en ti”. Es
evidente que no suena igual que “De sobra sabes que eres la
primera”, pero es muchísimo más cierto.
Cuando se fue me gustó tanto que pensé
en irme a casa. Aunque fuera diez minutos. Pero había muchas chicas
en el bar y tenía ganas de mentir un poco. La sinceridad me dolía
todavía.
Yo soy más feo y no llevo traje, ella no era rubia
No hay comentarios:
Publicar un comentario