El 14 de abril de 1931 Luis Cernuda
trabajaba en Los Placeres Prohibidos. Desde mediados de abril
y hasta finales de junio, el poeta sevillano escribiría todo el
libro, pero son los días de abril y comienzos de mayo los más
prolíficos. A veces son más de dos los poemas que escribe.
Mientras, en España, son semanas de
agitación. Tras las elecciones del domingo 12, el rey se exilia
dando paso un nuevo gobierno que se inicia el día 14. Nada de eso
aparece en el libro de Cernuda. Él trabaja sobre un libro de
contenido amoroso. Tras fracasos anteriores, parece que al fin ha
llegado el amor.
Es un libro cargado de resonancias
surrealistas, pero en el que se abren paso poemas muy alejados de ese
estilo. Poemas antirretóricos, casi prosaicos. En ellos Cernuda
explica su nueva relación amorosa. Explica cómo es su pasión. Qué
es lo que le hace sentirla.
La fuerza del sentimiento amoroso, hace
que cernuda transcienda del contexto histórico. Trabaja
enfervorecidamente en su libro. Se ve con su amante. Parece como si
nada más hubiera sobre la tierra que ellos dos. Nada más que le
importe al poeta.
Durante esos días escribe, entre
poemas, el más famoso del libro “Si el hombre pudiera decir lo que
ama...” poema en dos partes, una que expresa la necesidad y la
imposibilidad de expresar libremente su amor, siendo como era un amor
homosexual, la otra parte habla de sentirse preso en otro, de la
pérdida de libertad que supone para el poeta el amor. En la primera
parte del poema pide libertad, en la segunda reclama sus cadenas
amorosas para que le aten a su amor.
Y mientras, en la calle, se produce un
acontecimiento histórico que configura su propia vida. A la
república le sigue la Guerra Civil, Cernuda se exilia en México y
ve con tristeza su tierra perdida. Pero durante esos días tan
importantes, Cernuda vive y cuenta su propia historia, mucho más
importante que la Historia de su país.
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