El viaje hasta aquí ha sido largo. Yo
quería venir en primera, pero como soy un exiliado económico, he
tenido que venir en segunda. Además he venido con un par de amigos
chinos, que son los que saben hacer bien las cosas.
Pondría el nombre del sitio en el que
estoy, pero digamos sólo que acaba en tan. Lo de Armenia al final no
cuajó. Por lo visto es más pobre que nosotros. En principio hemos
venido a ver qué hay y a ver si podemos abrir un par de tiendas de
chinos o algo así.
El paisaje es feo de morirse. Pero las
mujeres son altas. Algunas altas y guapas. Por suerte hemos venido al
lado no musulmán de la zona. Podríamos habernos hinchado a ver
mujeres con velo y eso ya lo tenemos en casa.
Total, que la primera noche me fui a
conocer la noche taní. Mis amigos chinos, todo austeridad, se
quedaron en casa y yo recorrí la ciudad. La verdad es que los bares
están llenos de hombres barbudos que dicen cosas raras. La cerveza
no está muy fría y sabe un poco mal y no ponen panchitos en ningún
sitio.
Echo mucho de menos España, con su
gente ruidosa, sus mujeres gritonas, sus sudamericanos, musulmanes y
africanos, sus políticos y los bancos en quiebra. Aquí todo es un
poco gris. Y es muy difícil emborracharse.
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