Sonia ha estado toda la tarde
escuchando una canción en su cabeza. Era una canción de amor. Una
canción de amor antigua. Era niña cuando la escuchó por primera
vez. Como la ha tenido en su cabeza la ha buscado en internet y la ha
estado escuchando varias veces seguidas. Ha pensado en Miguel. Ha
pensado en escuchar con él. Incluso ha pensado en que esa canción
podría definirles o que podrían protagonizarla. Y se ha reído toda
la tarde.
Juan ha escuchado una canción en el
hilo musical. Ha ido a preguntarle a un compañero cuál era. Pero no
han sabido decírselo, así que ha estado leyendo las instrucciones
del hilo musical. Al final, en la comida, ha hablado con una
compañera que le ha dicho cuál era. La ha descargado con su
teléfono y la ha ido escuchando hasta casa. Se la ha mandado a Elena
en un mensaje.
Elena ha escuchado varias veces la
canción de Juan. Cada vez tiene más ilusión. Él piensa en ella y
le manda canciones. Hermosas canciones americanas que Elena no
entiende.
Miguel ha escrito algo en un cuaderno.
Ha pensado en Elena. Ha ido a hablar con ella de tonterías. La ha
hecho reír. Eran palabras de amor las que ha escrito. Las ha roto y
las ha tirado a la papelera. Hay más amor en la risa que le ha
sacado que en todas las palabras que escribe.
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