La vida en este lugar es un poco aburrida. Trabajamos un montón. O incluso dos montones. Abrimos la tienda a las 6:00 y la cerramos a las 5:00. En esa hora tenemos que recibir a los proveedores. Son gente afable, pero no entiendo lo que dicen, menos mal que mis amigos chinos son desenvueltos y lo entienden. En esa hora además, nos solazamos. Damos una vuelta por el barrio, conocemos a las prostitutas locales, conocemos los bares locales.
Es todo un poco aburrido. Las prostitutas locales son bastante guapas. Pero un poco peludas. Y muy altas. No hay manera de practicar algunas técnicas con ellas. Menos mal que al menos son preciosas. Los pelos en los sobacos y otros pliegues retienen bastante mi libido, pero luego les miro a la cara y todo mejora. Total que el dinero que se emplea en eso está muy bien empleado.
Luego volvemos a la tienda y allí es todo lo mismo, un montón de gente que quiere comprar cosas inútiles. Las cosas inútiles son las que mantienen nuestra vida, nuestras prostitutas y nuestras cosas. Vivan las cosas inútiles.
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