Como este fin de semana no hubo liga,
los chinos vendieron mucho más. La gente salía a la calle porque se
aburría en casa sin nada que hacer. Y tenían que aguantar a sus
mujeres y a sus hijos. Así que compraban chucherías y botellas de
ron y de whisky. Las chucherías para disimular y lo otro para poder
soportar la vida familiar.
En China no hay que hacer eso. Las
mujeres se quedan en casa cosiendo balones mientras que los hombres
se van al karaoke, al prostíbulo o al bingo. Todos están llenos de
prostitutas, pero a las mujeres chinas no les importa, porque ellas
inventaron las bolas chinas.
Como han sacado mucho dinero con la
ausencia de liga están pensando en un sistema para acabar con la
liga de fútbol. Consiste en cambiar los horarios continuamente para
volver locos a los espectadores. Además ponen los partidos seguidos
y más de tres provoca a la gente ganas de suicidarse o de comprar
compulsivamente fideos instantáneos. No sé por qué. Todavía.
Intuyo que conseguirán acabar con la liga, para disfrute de mi
mujer.
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