Mi nueva ciudad es un nido de
sorpresas. El otro día al girar una esquina encontré un gigantesco
centro comercial. Así, de improviso. Entré y la verdad es que me
quedé fascinado. Hacía mucho que no pisaba un centro comercial. Y
me he dado cuenta de las posibilidades que tienen. Hay muchas
mujeres. Muchas comida. Y se está seco y calentito. Así que me
quedé por allí viendo qué pillaba. Una mujer de mediana edad me
tiró los tejos y como con la crisis las cosas no están para ponerse
exquisito, me fui con ella a su casa. La cosa tuvo gracia porque fue
en el pasillo de la leche. Yo no tomo leche, pero estaba por allí
viendo las nuevas cosas que le echan a la leche. Ahora lleva de todo
menos leche. Lleva calcio, omega tres, soja, vainilla, te mejora la
cara, el culo, los huesos, el colesterol. Total que sólo con tomar
leche ya eres feliz. Y sano. Total que hice un chiste procaz sobre lo
que no lleva la leche. Ella dijo yo quiero probar esa leche. Y la
cosa acabó en tragedia. Eso sí, lo más difícil fue volver a casa.
Tengo que comprarme de una vez un plano.
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