Ayer domingo estuve votando. No es un
deber, porque no es obligatorio, pero a mí me gusta hacerlo. Dar
vueltas por el colegio electoral. Ver a los interventores. Esas
cosas. Mis amigos chinos no han votado nunca y estuvieron conmigo
allí. Alucinaron un poco. Eso de poder elegir quien va a gobernar
les alucina. Aunque no entienden bien que haya que elegir entre
varios y que no gane directamente el que ellos digan.
Según ellos tiene que ganar el suyo y
punto. Si no es así, la democracia no funciona. Creo que no
entienden bien el sistema y que hay que asumir que gane el que gane
será tu presidente. Y aunque no te guste será así. Es como
casarse, les dije. Puede que tu mujer no te guste, pero es tu mujer.
Y siempre te puedes divorciar a los siguientes cuatro años.
Después de la visita al colegio
electoral estuvimos en su bar de cañas. Ellos están muy contentos.
Porque en su bar se celebró la victoria. Además vendieron banderas
del ganador. Los chinos ganan siempre. Y van entendiendo que la
democracia es una excusa más para que ellos ganen dinero.
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