Sonríe la ciudad su felicidad callada. El mundo con sol parece más amable. Menos mundo. Más cercano. El sol brilla y la ciudad sonríe. Parece todo mejor. Más sano. Más sincero. Más amable. Aunque todos sabemos que no es cierto. Que también se sangra a la luz del sol. Y esa luz del sol quema las retinas de los ojos que se atreven a mirarlo. Es el precio de la verdad.
Camino la ciudad que se va quitando la chaqueta. Las chicas, imprudentes, muestran sus pieles suaves y nuevas. Tal vez las venden. Por amor. Por dinero. Una tormenta cayó ayer encima de todos. Era la oportunidad de borrarlo todo. De arrancarlo todo. De comprenderlo todo. Pero no fue así. Pero nunca es así. Y el mundo sigue y el sol brilla y todo se vende y todo se compra y nada es lo que parece.
El dinero es sucio. Está lleno de sexo comprando, una cena, una copa, un preservativo. Está lleno de coca esnifada. Está lleno de gérmenes de manos que no están limpias, porque nada está limpio y nadie está limpio, como no lo estoy yo que camino mi culpa por la ciudad soleada mientras pienso que no debí hacerlo, mientras me arrepiento de mis actos como el cobarde que soy.
Sonríe la ciudad su felicidad callada. Tú sonreirás en algún sitio. Pero yo no podré verlo. Esa verdad me alegra. Saber que sonríes. Da igual que yo no lo vea.
1 comentario:
Esta prosa me hipnotiza...
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