Y después de mucho tiempo, de muchas cosas juntos, nos dejamos. Dejé de quererla. O no exactamente. Dejé de quererla tal y como consideraba que debía quererla. Como yo creía que tenía que quererla. Fueron tiempos duros. También fue la primera vez que tuve esa sensación. La primera vez que dejé de querer a alguien. Tardé mucho tiempo en poder decírselo. Nunca fui muy comunicativo. Pero ella ya lo sabía. Y sufrimos. Por no estar juntos. No porque nos hiciéramos sufrir el uno al otro. Estas cosas pasan. Ahora sé que esa otra forma de quererla es más de lo que he querido nunca a otra. Que ese poco que la quería al final es más de lo que nunca he vuelto a querer a nadie. Espero el momento de volver a hacerlo. Parece que ella sí. Que ella ya puede. No he hablado con ella. Hace tiempo que no hablamos. Y sé que no podemos hablar de eso. Así. Tendré que pensar que sí. Que le quiere a él como un día me quiso a mí. O tal vez más.
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