Y a veces me olvido de ti. De los mensajes. De todo. Otras delante, otras palabras que decir, otras a quien decírselas. Y tú dejas de existir. Pienso palabras que decir. Palabras que no serán para ti. Y a veces sólo te me presentas de un modo extraño, pienso en que esto ya te lo he dicho a ti. Y dudo si volver a utilizarlo o no. En si eso que diré, que será lo mismo, no será una doble traición. A ti. Y a ella. No pienso sin embargo en lo que debería pensar. En que tú estás ahora mismo con otro, en la mesa de otro, sonriendo a otro, rozando el brazo de otro. Por mis palabras para ti.
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