En la cárcel además he aprendido muchas cosas. A hacer de todo con una cucharilla. He aprendido a hacer no sólo túneles o pinchos con ellas, también he aprendido a que hagan de mondadientes, de llave, de calzador, de diadema y de cepillo de dientes.
El cepillo de dientes, en cambio lo usaba de bolígrafo. Y el bolígrafo también de bolígrafo, pero es que se me perdió.
La cárcel es un sitio más o menos bonito, pero donde se hacen relaciones muy fuertes. Si no estás allí no puedes comprenderlo. Allí se magnifica todo. Así que las amistades que se hacen son eternas. Y también los odios. A mí me cogió manía un ecuatoriano y desde entonces cuando me ve por ahí me mata con la mirada y me hace la zancadilla.
A cambio yo conocí a un travesti llamado Juliana. Antes se llamaba Paco. No tiene suerte con los nombres. Está ahorrado para operarse y en la cárcel hizo buena cosecha ofreciendo sus servicios. Como no eran caros y eran los únicos, hizo bastante dinero. Le da ya para el pecho izquierdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario