Finalmente me metieron en la cárcel. Fueron sólo dos días y el resto lo pago en servicios a la comunidad, pero han sido dos días, que manda narices, por decir lo que me apetece y sin meterme con nadie, creo, y lo he dejado escrito en las paredes de la cárcel, que la sociedad se ha vuelto muy estúpida. A veces pienso en salirme de la sociedad, pero creo que ya estoy expulsado, así que no me puedo salir.
La cárcel es un lugar que si nunca habéis visitado tampoco es necesario que visitéis. Yo tuve suerte y me metieron en una cárcel de fin de semana. Allí no había violadores, pero por si acaso, yo iba duchado de casa. Nos sacaban al patio todos los días y nos encerraban sin barrotes, pero con puertas muy gordas.
Lo peor de la cárcel es que no puedes hacer nada por tu cuenta, siempre tienes que andar pidiendo permiso. O estarte quieto. Para eso no hace falta permiso. Si quieres ir al baño, si quieres ir a la biblioteca, si quieres volver a la celda tienes que pedir permiso al jefe.
Allí organizamos una apuesta, a que yo era capaz de comerme 50 huevos cocidos. Pero como no soy indomable, vomité al tercer huevo. Perdí mucho dinero.
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