Como la situación era un poco incómoda pedimos una ronda más al camarero y la cosa se distendió un poco. Y ya todo más tranquilo Sol preguntó, ¿es indigno mamarla? Y Miriam dijo sí, se puede amar a alguien y no mamarsela.
Sí, claro que se puede, pero, ¿mamársela me hace indigna? Sí. Y Germán, siempre tranquilidad y comedimiento dijo ¿por qué? Y Miriam buscó algo que decir y vio que no tenía nada, que nada de lo que dijera le serviría, que no encontraba nada, ninguna razón para que mamarla fuera indigno.
Para rematarlo Germán dijo, ¿que hay de digno en no hacerlo? ¿que hay de importante? ¿de dónde sale la dignidad?
Y Sol y Luna dijeron, cierto, esta ronda la ha pagado nuestra dignidad, que no viene de qué se chupa o no, sino de otro sitio, de nuestra capacidad para ser lo mejor que podamos ser. Y Miriam se quedó pensando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario