Para no hacer daño
a los receptores o para proteger a receptores inadecuados de algunas
ficciones o de obras culturales, se califican estas por edades o se
prohíbe su uso a menores. En otros casos hay advertencias, tanto a
padres como a chicos, de que allí hay cosas que no les van a gustar:
palabras mal sonantes, referencias sexuales, violencia, etc.
Se concentran estas
advertencias en obras musicales, en películas y en videojuegos. Así,
pensamos que los jóvenes estarán libres de recibir ideas
inadecuadas. Y así, también los adultos podrán elegir si quieren o
no ser receptores de esos contenidos inadecuados.
Nick Hornby dice en
Alta fidelidad que esas advertencias existen y que son certeras, pero
que hay otras que tal vez deberían hacerse. Una advertencia sobre la
música pop y su tristeza. Sobre las letras que hablan de amor, sobre
todo de la pérdida del amor que dejan devastado, herido, destrozado
y hecho fosfatina a una persona.
Horas y horas,
semanas y semanas, días y días escuchando canciones con mensajes
negativos, con ideas sobre el amor y las relaciones tienen que
afectar a las mentes, tienen que quedarse ahí grabadas, en el
subconsciente y después aflorar sin remedio. Pregunta Hornby,
¿estamos tristes porque escuchamos canciones? ¿o escuchamos
canciones porque estamos tristes?
Esa gran carga de
tristeza y negatividad, pero también de ideas preconcebidas que los
autores de canciones dan sobre el amor por fuerza han de influir en
nosotros, así como lo hacen las comedias románticas, los libros o
las películas de Disney, mostrando imágenes que para nosotros son
deseables desde que somos pequeños, porque desde entonces toda esa
gran maquinaria sin dueño y sin orden ha estado bombardeando nuestra
mente con ideas sobre el amor.
La música pop no
existiría sin el amor. Y gran parte del rock tampoco. Y del soul y
el jazz. Y una gran parte de la ópera. Y un número enorme de
películas y series de televisión. Todo ese consumo que hacemos,
todos esos modelos que compartimos, nos invaden y generan ideas que
se acaban por volver realidades, que acaban por afectarnos y terminan
por servir de ruta para nuestras propias relaciones.
La ficción, el
arte, encauzando a la vida hacia sus ideales. Y la vida, que no puede
seguirlos, se vuelve dura y tensa y triste. En el libro de Hornby Rob
lucha contra el desamor. Y conoce tantas canciones sobre el tema, que
ya sabe de antemano cómo se va a sentir. Ya sabe que irá a casa y
pondrá un disco y estará triste hasta que algún día deje por fin
de esatarlo.
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