En la larga
trayectoria literaria e intelectual de Miguel de Unamuno, hubo muchos
altibajos. Hoy, 29 de septiembre, se cumplen 150 años de su
nacimiento y su figura, como la del resto de las de los autores del
98, se muestra actual y útil, por ser en cierta forma paralelos los
momentos históricos que separan estos 150 años.
Hombre de gran
formación clásica, su pensamiento político varió y como el de
tantos otros empezó siendo radical y acabó siendo conservador. Ese
trayecto político incluyó un destierro motivado por su oposición
al régimen de Primo de Rivera.
Aún así, su
principal preocupación era la regeneración del país, una
regeneración a nivel intelectual más que en ningún otro, pues así,
desde el intelecto y su uso, podrían llegar a entenderse incluso las
tendencias más contrapuestas.
Para ello trabajó
en las aulas, en la prensa y en la literatura, a través de novelas,
poesías, teatro y ensayos, para que la mentalidad española saliera
de mentalidades antiguas y se modernizara. Unamuno y muchos otros
hombres de su tiempo fueron europeos antes de que existiera esa
conciencia europea que tenemos ahora gracias a la Unión Europea, la
moneda única, la libre circulación y muchos otros elementos que
unen al continente.
Esa regeneración
promovida por Unamuno hablaba de pensamiento racional, de olvidar la
religión y su sumisión a ideas no racionales, de revocar la
autoridad como fundamento de la educación y de cambiar a fondo las
estructuras españolas para provocar desde abajo un cambio que
afectara a la mayoría. Ahí están sus obras, sus novelas (San
Manuel Bueno, Mártir o Amor y pedagogia por ejemplo) y su
pensamiento que todavía vigentes muestran los grandes problemas que
aún afectan a nuestra sociedad.
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