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miércoles, septiembre 17, 2014

CRISIS Y REGENERACIÓN: LA GENERACIÓN DEL 98

En este equilibrio efímero y complejo en el que vivimos, las crisis se suceden unas a otras con períodos de relativa calma, que nos hacen estar confiados en el futuro y en la existencia de una realidad firme. Pero muchas crisis anteriores a esta hubo.

Tal vez la más famosa, apoyada en la historia de la literatura y en los libros de texto que la han canonizado, es la del 98. La pérdida de las últimas colonias reflejó perfectamente la decadencia española. Ya no había nada en lo que confiar. Ya no quedaba nada del esplendor que un día reinó en el país.

Los intelectuales de la época, no sólo los cuatro nombres principales sino muchos más, algunos anteriores y otros posteriores, apuntalaron la caja donde se guardaba la grandeza de España. Y con su literatura y sus obras de reflexión intentaron no sólo una explicación de lo sucedido sino sobre todo una regeneración. Había que acabar con muchas cosas, y todas ellas fueron puestas negro sobre blanco por Azorín, Baroja, Unamuno, Machado, Maetzu, Ganivet, Valle y muchos otros.

De aquella crisis finalmente nació una nueva generación de regeneracionistas que al final alcanzaron el poder y pudieron impulsar la recuperación de la sociedad española. La labor legisladora de muchos hombres, dentro y fuera de la República, una República que tuvo gobiernos conservadores y progresistas, estaba inspirada en esa nueva forma de pensar que nació de la crisis y su crítica.

Es decir, que finalmente la labor docente, en un amplio sentido de la palabra, de la generación del 98, impactó en el 27, en las vanguardias, en la Revista de Occidente y en muchas cosas que ayudaron a que esa crisis fuera superada. Hasta que llegó la Guerra Civil.

Y además de conseguir esa regeneración dejaron por el camino un segundo período dorado de la literatura española. Los nombres mencionados más Lorca, Salinas, Alberti, Aleixandre, Juan Ramón, y muchos y muchos otros nacieron de esa crisis.

La actual crisis, a todos los niveles, económica, social, moral, no cuenta con esa vanguardia intelectual que quiera regenerarlo todo. Tal vez sí con una vanguardia social que quiere destruirlo todo, más como una marabunta que como un impulso creador y regenerador. Aunque siempre estamos a la espera de ideas nuevas.


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