La maldad centra mucho las ficciones humanas, pero no suele se la protagonista. Ansiosos porque lo bueno triunfe siempre, porque el orden de las cosas sea el correcto, siempre son los buenos, o los que pensamos que son los buenos, los que acaban por triunfar.
Porque si son los malvados los que triunfan, el mundo está perdido, Dios nos ha abandonado y la realidad se vuelve inhumana para el hombre. Si el mal lo domina todo, lo único esperable es la restitución del bien.
Por eso los malvados no son los protagonistas de las ficciones, sino que lo son los buenos y su lucha contra el mal. Y si lo son los malos, lo son para luego cambiar de bando y volverse buenos.
Dark Vather es un ejemplo de malvado que cobra mucho protagonismo, tanto que la segunda trilogía (aunque sea la primera en orden) se dedica a contar cómo se hace malo. Pero realmente lo que cuenta es cómo al final hace lo que haría cualquier héroe: trabajar para el bien.
Reflexionar sobre la mente de los malvados es complejo. En las malas ficciones los malos no tenían mayor motivación que el dinero o el dominio del mundo. Y sus comportamientos son malos en toda la extensión, mataban, saqueaban, y actuaban con un aire de profunda maldad en sus acciones.
Pero en las buenas ficciones, los malos tienen que tener una personalidad acusada, unos rasgos acertados, tienen que ser humanos y pese a ello malvados. Joker o Lex Luthor, malvados clásicos, han sido contemplados por los autores de una manera distinta, más profunda, más humana, más certera.
Tanto es así que ambos han ascendido a protagonistas en dos historias que se publican ahora: Joker y Lex Luthor son los títulos de las obras que una vez más nos pone al alcance ECC. Y en ellas se profundiza en la historia de estos dos malvados, de estos dos hombres que buscan, en contra de todo, la derrota del bien.
Porque si son los malvados los que triunfan, el mundo está perdido, Dios nos ha abandonado y la realidad se vuelve inhumana para el hombre. Si el mal lo domina todo, lo único esperable es la restitución del bien.
Por eso los malvados no son los protagonistas de las ficciones, sino que lo son los buenos y su lucha contra el mal. Y si lo son los malos, lo son para luego cambiar de bando y volverse buenos.
Dark Vather es un ejemplo de malvado que cobra mucho protagonismo, tanto que la segunda trilogía (aunque sea la primera en orden) se dedica a contar cómo se hace malo. Pero realmente lo que cuenta es cómo al final hace lo que haría cualquier héroe: trabajar para el bien.
Reflexionar sobre la mente de los malvados es complejo. En las malas ficciones los malos no tenían mayor motivación que el dinero o el dominio del mundo. Y sus comportamientos son malos en toda la extensión, mataban, saqueaban, y actuaban con un aire de profunda maldad en sus acciones.
Pero en las buenas ficciones, los malos tienen que tener una personalidad acusada, unos rasgos acertados, tienen que ser humanos y pese a ello malvados. Joker o Lex Luthor, malvados clásicos, han sido contemplados por los autores de una manera distinta, más profunda, más humana, más certera.
Tanto es así que ambos han ascendido a protagonistas en dos historias que se publican ahora: Joker y Lex Luthor son los títulos de las obras que una vez más nos pone al alcance ECC. Y en ellas se profundiza en la historia de estos dos malvados, de estos dos hombres que buscan, en contra de todo, la derrota del bien.
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