Pese a la frase hecha que es, hay algo de cierto de que sobre gustos no hay nada escrito. Se ha gastado mucho tinta incluso para decir que no hay nada escrito, cuando no es cierto, es evidente que hay mucho escrito. Pero en el sentido amplio de la expresión, es cierto de que los gustos son muy particulares.
Por ello, cuando me recomiendan algo, siempre pongo un asterisco sobre esa recomendación. Dependiendo de quien venga, de cuando y como venga y de mis propios gustos y conocimientos sobre esa recomendación.
Y sucede lo mismo cuando leo u oigo hablar mucho de un libro, una película y un autor. Es lo que sucede ahora mismo con Rafael Chirbes. A raíz de la transformación en serie, una gran serie por lo comentado, su novela Crematorio, cada vez fueron apareciendo más noticias sobre él y su obra.
Cada vez más gente recomienda su lectura y dice que la suya es una obra grande, que es comparable a lo de los autores más importantes de la época, sean Javier Marías o Martín Garzo. Y ahora incluso ha sido galardonado con el premio de la Crítica, que siendo un premio más o menos independiente parece un buen aval a su escritura.
Pese a ello cierto miedo se cierne sobre mí a la hora de acercarme a estas recomendaciones, porque ¿encontraré lo que todos han visto en su obra? ¿seré el raro al que no le guste o que no le vea mérito? ¿ese miedo será el que me empuje a tener una opinión favorable que luego variará?
Son muchas incertidumbres que hace que en ocasiones pueda verme alejado de obras y autores, de películas, de músicas y libros. Pero son preguntas que deberían tener una respuesta fácil, basta con leer y acercarse a esas obras. Pese a todos los impedimentos y problemas previos. Pero es difícil superar esos miedos, esas ideas preconcebidas.
Por ello, cuando me recomiendan algo, siempre pongo un asterisco sobre esa recomendación. Dependiendo de quien venga, de cuando y como venga y de mis propios gustos y conocimientos sobre esa recomendación.
Y sucede lo mismo cuando leo u oigo hablar mucho de un libro, una película y un autor. Es lo que sucede ahora mismo con Rafael Chirbes. A raíz de la transformación en serie, una gran serie por lo comentado, su novela Crematorio, cada vez fueron apareciendo más noticias sobre él y su obra.
Cada vez más gente recomienda su lectura y dice que la suya es una obra grande, que es comparable a lo de los autores más importantes de la época, sean Javier Marías o Martín Garzo. Y ahora incluso ha sido galardonado con el premio de la Crítica, que siendo un premio más o menos independiente parece un buen aval a su escritura.
Pese a ello cierto miedo se cierne sobre mí a la hora de acercarme a estas recomendaciones, porque ¿encontraré lo que todos han visto en su obra? ¿seré el raro al que no le guste o que no le vea mérito? ¿ese miedo será el que me empuje a tener una opinión favorable que luego variará?
Son muchas incertidumbres que hace que en ocasiones pueda verme alejado de obras y autores, de películas, de músicas y libros. Pero son preguntas que deberían tener una respuesta fácil, basta con leer y acercarse a esas obras. Pese a todos los impedimentos y problemas previos. Pero es difícil superar esos miedos, esas ideas preconcebidas.
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