Dentro de la botella, el Genio se
aburría. Era un tipo genial, que podía hacer cualquier cosa, pero
una botella no deja de ser una botella. Creaba mundos fabulosos, pero
como sabía que todos eran falsos, no le hacían feliz y le aburrían
con sus trucos de película barata.
Soñaba el Genio en su botella con ser
encontrado y volver a salir al mundo. Era un sitio feo el mundo, pero
él sabía como arreglarlo. Tenía toda la magia existente en sus
manos. Podía hacer muy rico o muy feliz al que le encontrara. Con
sólo tres deseos. Incluso sólo con uno. Era un genio genial.
Estar encerrado y esperando dentro del
cristal era un rollo. Deseaba que se rompiera la botella. Detestaba
el día en que se licenció de la escuela de genios y elegió para
vivir una botella. Siempre hay alguien con sed, pensó. Pero se
aburría interminablemente en los períodos en los que nadie abría
su botella. No tenía calendario ni reloj y no sabía cuánto tiempo
había pasado desde que alguien lo había convocado. Hubiera estado
mejor en una lámpara, eso siempre hace falta, pensaba cuando se
desesperaba.
Fantaseaba con su nuevo dueño, con si
sería una niña pequeña y divertida, o si sería una mujer hermosa
e inteligente. También le hubiera gustado que hubiera sido un chico
listo. Y alguien que lo necesitara, eso sí, para eso se había hecho
genio, para ayudar a los demás. Otras veces soñaba el Genio con su
libertad. Todos los genios sabían de aquel afortunado que había
sido liberado por su amo. Pero la gente siempre es ambiciosa y no le
basta con tres deseos. Nunca piensan en el pobre Genio. Algunos
pedían infinitos deseos en el primero. Pero como eso era trampa,
entonces el Genio los abandonaba para siempre.
Entonces tú encontraste la botella.
2 comentarios:
Me ha gustado mucho :)
¡Muchas gracias!
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