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domingo, marzo 10, 2013

CONTRA LA GRATUIDAD

A todos nos encantan las cosas gratis. No pagar y tener lo que queremos es genial. Obtienes todo y no das nada a cambio. Pero ese sistema no es viable a largo plazo. No para todas las cosas. No para la cultura, por ejemplo.

Aquellos que trabajan en la cultura: escritores, actores, pintores, escultores, diseñadores, informáticos, guionistas, y un largo etcétera, necesitan, como todos, obtener una recompensa por su trabajo. Necesitan que lo que hacen les permita ganarse la vida. Para que lo que hacen siga haciéndose, para que tenga más calidad, para que otras cuestiones no les obliguen a desistir de lo que saben hacer y hacen bien, deben recibir un dinero por su trabajo.

Nadie piensa que la ropa, los zapatos, los cereales del desayuno o los coches deban ser gratis. Pero sí se piden cosas gratis. Que las televisiones no tengan publicidad. Que las aplicaciones no pidan una cuota anual. Que los libros puedan ser descargados.

Podríamos discutir sobre el precio de las cosas, si es acorde, si las compañías se lucran a base de inflar el precio de nuestros deseos y nuestros gustos, pero no sobre el hecho de que las cosas deban ser pagadas. La cultura gratis mata la producción, mata la cultura. 




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