Un día me levanté y no pensé en ti.
Pasó un poco de tiempo. Y no lo hice. Sin darme cuenta. A media
mañana, mientras miraba si había mensajes en mi teléfono, recordé
que existías. Y que ya no estabas conmigo. No sentí miedo. Ni
dolor. No sentí nada. Sólo sorpresa. De que te hubiera olvidado
durante esas horas. Hablé con una mujer. No me recordó a ti.
Intenté serle atractivo. Intenté llevarla a mi casa. No lo
conseguí. Pero no me recordó a ti. Me sentí un poco vacío un
rato. Qué iba a ser de mi vida sin ti. Sin nada de ti. Sin el
recuerdo de ti. Pero no pasó nada.
1 comentario:
¿Así, de repente? Qué fácil sería... ¿verdad?
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