Detrás de todo. Ojos grandes y
marrones. Detrás de la columna. Ojos con el contorno negro. Sólo
visible a veces. Ojos grandes y marrones con el contorno negro y las
pestañas largas. Detrás, más allá. Y detrás es demasiado lejos.
El pelo desordenado con estudio. La camisa negra transparente. El
sujetador que se marca. El escote visible e innecesario. Detrás es
demasiado lejos. Muy lejos. Demasiado. La columna no es un estorbo.
Es un ayudante. Te esconde y me esconde. Ojos grandes y marrones.
Pero sobre todo el cuello. La vena indefensa que lo recorre. La
textura que se adivina. Todo se adivina en tu cuello. Nada sucederá.
Pero mis manos y mi lengua. Y tus ojos grandes y marrones que se
cierran. Pero todo eso está detrás. Más allá. Ni en la realidad
ni detrás de la columna. Ni en tu cuello que soñaré después mucho
peor de lo que lo sueño ahora. Detrás. De todo.
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