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miércoles, enero 04, 2012

4 DE ENERO

Es una sensación extraña la de este sol. No hará crecer las plantas. Pero a mí me gusta. Me hace crecer. Y salir. Quedarme quieto en mitad del parque en pleno enero. Caminar bajo el sol de enero es extraño. Caminar es extraño. Poner un píe ante el otro. Sin más. Y moverse. Sin necesidad de ayuda. Ha pasado a mi lado un hombre en silla de ruedas. Tenía motor. Se movía más rápido que yo. Muchísimo más rápido.
Esperar encerrado ha sido aburrido. Pero ha merecido la pena. Las esperas siempre se hacen largas. Pero forman parte de la alegría. No habría felicidad ahora bajo el sol si no hubiera estado bajo el techo tanto tiempo. Esperando poder salir. Poder resucitar.
Esa mujer que acaba de pasar es fea. Y mayor. Pero oír sus tacones detrás de mí hasta que me ha adelantado ha sido excitante. Imaginar cómo podría ser. Cómo serían sus ojos o su pelo. No he visto muchas mujeres últimamente. Todas en la tele. En las revistas. En internet. No son como esta. Es mucho más fea. Pero más real. Podría haber tocado sus pechos si hubiera alargado la mano. Y haber cometido un delito.
El sol y la resurrección van de la mano. Ojalá llueva un día. Hace tanto que no siento cómo me cae en la cabeza. Cómo suena en el suelo. Vivir a la espera ha estado bien. Pero sólo porque después vendría esto.  




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