Estos días son aburridos, porque sales
a la calle y está vacía. Todo el mundo está ocupado en comprar
cosas o en curarse de las resacas. Mis amigos chinos están a tope de
trabajo y hasta mi mujer se ha ido a echarles una mano. Así que me
paso los días en casa buscando algo que hacer que no sea ver la
tele, porque todo lo que ponen son anuncios de colonia y yo no uso
colonia.
Inventarse algo que hacer es difícil.
Porque tienes que pensar y pensar es algo que no se me da muy bien.
Dicen que internet todo es más fácil y que no hay que pensar. Pero
no es así, porque la barra en blanco de google me pide que le ponga
algo y yo no sé qué poner. Al final acabé en un sitio porno.
Bueno, más que porno, era un sitio de
sexo a cambio de dinero. Vamos, una casa de putas virtual. Yo no
quería una prostituta así que estuve mirando un poco lo que había
allí. Ninguna china. Y eso me gustó porque las chinas son un poco
ni fú ni fá. Muchas latinas, alguna chica del este y muchas
españolas.
No quería una prostituta, pero estuve
chateando con una un rato. Por lo visto es profesora, pero con los
recortes gubernamentales ha acabado en esto. No le parece un mal
trabajo, pero quiere tener un contrato de trabajo. Le pregunté cómo
acabó en esto y me dijo que ya que había prostituido su cerebro por
qué no hacerlo con su cuerpo. Y ahí se puso. Estuve a punto de
decirle que viniera a casa, porque mi fantasía siempre ha sido
hacérmelo con una profesora, pero como los recortes gubernamentales
también me afectan a mí, me masturbé. Mucho más barato.
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