Hay lugares que tienen algo especial.
Hay sitios en los que se puede percibir el amor. Otros que son pura
alegría y que sin saber por qué nos calman o nos elevan a la
felicidad. El H&M o el Mercadona hacen eso. Elevan el espíritu.
Hay otros, en cambio, que son famosos
por las noticias de sucesos. Son famosos por las cosas malas que
sucedieron en ellos. Los puentes de los suicidas. Las esquinas donde
hay atracos. O, en este caso, Olot.
En mi memoria Olot es un municipio
criminal. Allí me suena haber oído secuestros, asesinatos
múltiples, asesinos en serie, violencia contra las mujeres,
parricidios con arpones y muchas acciones delictivas y criminales
más.
No he estado nunca allí, pero parece
que todos los sucesos que ocurren en este país tienen lugar en Olot.
Debe ser una población esquilmada. Una población que pierde
habitantes rápida y constantemente. Una población que tiene algo
que llama al delito, al crimen, al asesinato. El por qué es difícil
saberlo. Tal vez sea el aire. O el agua. O es que los medios mienten
y cada vez que pasa algo dicen que ha sido allí. Pero algo pasa en
Olot. Estaremos atentos.
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