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lunes, agosto 22, 2011

RIVALIDADES

Estaba un poco aburrido de escuchar la cháchara infame que se traían mi mujer y mi china, así que me fui a dar una vuelta. Resulta que mi mujer se ha hecho muy amiga de la china, e incluso insiste en que me acueste con ella. Sólo las mujeres son capaces de una cosa así.

La cuestión es que se ponen pesadísimas hablando de sus cosas, de la cocina, de un traje estupendo, de si las tiendas de chinos se están poniendo por las nubes. Así que yo me fui al bar chino. Ahora se ha convertido en uno de mis sitios favoritos, porque a veces me invitan y porque hacen muy bien la tortilla de patatas.

En el bar había mucha gente y sólo la mitad eran chinos. Veíamos en la tele un partido de ping pong. China estaba ganando a Laos. Unos laosianos empezaron a chincharnos a los chinos porque estaban ganándonos. Así que le metí el dedo en el ojo a uno de ellos. La cosa acabó en trifulca a lo bestia y con quince personas en el hospital. Las cosas no son siempre como en la tele.



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