Los museos viven realidades extrañas, por un lado la mayoría recibe menos visitas cada año, hasta alcanzar casi un 30% menos, pero a la vez, algunos museos están recibiendo tantas visitas que empiezan a verse desbordados.
Los museos de Toledo, al calor del año del Greco, empiezan a recibir a más visitantes de los que pueden atender. Eso significa que los museos no pueden absorber y explicar a los visitantes con el cuidado con el que los gustaría. Por lo tanto los visitantes no pueden disfrutar de sus visitas como los responsables del museo querrían.
Esto además viene espoleado por la aparición de unas tecnologías tan potentes que permiten disfrutar del museo en casa de una manera más exhaustiva de lo que se haría en el museo. Ver las pinturas en un tamaño mayor, apreciando mejor los detalles.
También se nos permite huir de colas, de incómodos compañeros de visitas y de tener que ver todo un museo cuando sólo nos interesa una parte o una obra en el mismo. Esas visitas desde casa, visitas externas están siendo cada vez mayores.
Pero generan un problema, no dan a los museos una cuota que les permita mantener su colección. Si los museos cobran es para poder mantener sus instalaciones y a sus trabajadores. Y si no reciben visitantes esa cuota, ese dinero que ingresan es menor.
Menos visitas supone menos dinero. Y así las colecciones tienen que depender exclusivamente de un Estado que cada vez aporta menos dinero a la cultura. Un grave peligro para el arte y los museos.
¿Cómo conseguir que perduren los museos? ¿Cómo hacer para que sin tener que ser rentables sean capaces de generar algunos ingresos para sí mismos y poder ayudarse en el mantenimiento de sus instalaciones?
Como bienes y guardadores de los bienes de la cultura, los museos son importantes. Es crucial que existan y que espoleen el arte. Pero tendremos también que hacer algo por ellos.
Los museos de Toledo, al calor del año del Greco, empiezan a recibir a más visitantes de los que pueden atender. Eso significa que los museos no pueden absorber y explicar a los visitantes con el cuidado con el que los gustaría. Por lo tanto los visitantes no pueden disfrutar de sus visitas como los responsables del museo querrían.
Esto además viene espoleado por la aparición de unas tecnologías tan potentes que permiten disfrutar del museo en casa de una manera más exhaustiva de lo que se haría en el museo. Ver las pinturas en un tamaño mayor, apreciando mejor los detalles.
También se nos permite huir de colas, de incómodos compañeros de visitas y de tener que ver todo un museo cuando sólo nos interesa una parte o una obra en el mismo. Esas visitas desde casa, visitas externas están siendo cada vez mayores.
Pero generan un problema, no dan a los museos una cuota que les permita mantener su colección. Si los museos cobran es para poder mantener sus instalaciones y a sus trabajadores. Y si no reciben visitantes esa cuota, ese dinero que ingresan es menor.
Menos visitas supone menos dinero. Y así las colecciones tienen que depender exclusivamente de un Estado que cada vez aporta menos dinero a la cultura. Un grave peligro para el arte y los museos.
¿Cómo conseguir que perduren los museos? ¿Cómo hacer para que sin tener que ser rentables sean capaces de generar algunos ingresos para sí mismos y poder ayudarse en el mantenimiento de sus instalaciones?
Como bienes y guardadores de los bienes de la cultura, los museos son importantes. Es crucial que existan y que espoleen el arte. Pero tendremos también que hacer algo por ellos.
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