Escribir tiene la facilidad de que no necesitas a nadie más
que participe en tu trabajo. Escribes una novela y los personajes, a excepción
del de Niebla, harán lo que tú les digas que hagan, se comportarán tal y como
les indiques, y además lo harán sin buscar motivaciones o cualquier otro tipo
de necesidades de los actores.
Porque es con los actores con los que escritores tienen
problemas. Woody Allen los tiene con el nuevo reparto de Balas sobre Brodway. La
película de Allen, convertida en musical, cuenta con un reparto que no
satisface al autor. Y se ha quejado públicamente de ello. Hay una discusión con
el número final del espectáculo que el autor no quiere retirar. Y ahí siguen
las cosas, entre el que conoce la obra por haberla concebido y los que la
interpretan día a día.
Lo mismo parece que va a suceder con Indiana Jones. La Disney busca un nuevo actor
que supla a Harrison Ford en las películas del explorador, aventurero y arqueólogo.
Se habla de Bradley Cooper como posible sustituto y seguro que las críticas,
opiniones y divergencias van a empezar a llover sobre la productora, el actor y
los guionistas.
Pasó con Batman y Ben Affleck, del que aún esperamos el
resultado, y seguro que pasará con Cooper como el nuevo Indy. Hay que tener
mucho cuidado con los personajes y quienes los interpretan, porque aunque no
puedan rebelarse como hacía el de Unamuno, pueden hundir una gran idea.
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