Hablábamos ayer de lo importante que es mantener la cultura, no sólo desde el punto de vista humano y meramente cultural, sino también desde otros puntos de vista, como son el económico y el social, la cultura sirve de reclamo turístico y también sirve para escalar en la sociedad, para sobrepasar los tramos de nuestro estrato.
Adquirir una cultura importante sirve para que el hombre pueda elevarse de sí mismo. De pertenecer a una clase social baja puede ocurrir que ascienda en el organigrama y se convierta, mediante su creación y su ingenio, en uno de los grandes hombres de un país.
Por méritos propios muchos son los que han ascendido. Desde los inicios los artistas, como diversores de la corte, se ganaban el favor de los gobernantes y podían llegar a ser nombrados duques, condes o cualquier otro cargo importante.
Eso suponía dinero y por supuesto fama y nombre. Suponía pasar de ser uno más a ser uno de los pocos que están en las decisiones de un país. Actualmente algunos músicos aún son nombrados caballeros del imperio Británico, ocupando así los lugares que antes ocupaban los militares o incluso los nobles.
El arte, así pues, se convierte en importante porque nos eleva de la masa. Si el arte es algo selecto, es algo de una minoría preparada y adinerada, el artista es su objeto adorado, el aquel que podrá ser superior incluso a esa minoría prestigiosa.
Mediante el arte muchos se han ganado el favor de reyes y otros mecenas que han patrocinado su trabajo. Ahora se trabaja en algo similar, en una ley de mecenazgo que pueda proteger a los artistas.
Así pues, más allá de la actividad humana llega el arte. Puede proporcionar fama, riqueza, status social y por supuesto puede elevar al artista de su condición social. El dinero y el arte van, aunque no lo parezca, de la mano, y en esa posición del artista, se comprueba que siempre es así.
Adquirir una cultura importante sirve para que el hombre pueda elevarse de sí mismo. De pertenecer a una clase social baja puede ocurrir que ascienda en el organigrama y se convierta, mediante su creación y su ingenio, en uno de los grandes hombres de un país.
Por méritos propios muchos son los que han ascendido. Desde los inicios los artistas, como diversores de la corte, se ganaban el favor de los gobernantes y podían llegar a ser nombrados duques, condes o cualquier otro cargo importante.
Eso suponía dinero y por supuesto fama y nombre. Suponía pasar de ser uno más a ser uno de los pocos que están en las decisiones de un país. Actualmente algunos músicos aún son nombrados caballeros del imperio Británico, ocupando así los lugares que antes ocupaban los militares o incluso los nobles.
El arte, así pues, se convierte en importante porque nos eleva de la masa. Si el arte es algo selecto, es algo de una minoría preparada y adinerada, el artista es su objeto adorado, el aquel que podrá ser superior incluso a esa minoría prestigiosa.
Mediante el arte muchos se han ganado el favor de reyes y otros mecenas que han patrocinado su trabajo. Ahora se trabaja en algo similar, en una ley de mecenazgo que pueda proteger a los artistas.
Así pues, más allá de la actividad humana llega el arte. Puede proporcionar fama, riqueza, status social y por supuesto puede elevar al artista de su condición social. El dinero y el arte van, aunque no lo parezca, de la mano, y en esa posición del artista, se comprueba que siempre es así.
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