Cicerón es uno de esos nombres que los que estudiaron BUP recuerdan perfectamente. Eso y Rosa, rosae es todo lo que recuerdan sobre la clase de latín. Cicerón, es, ahora, un nombre desconocido para casi todos, incluidos los estudiantes de bachillerato y universitarios considerados cultos y capaces.
Político, abogado, héroe de la república, senador, mito, escritor, filósofo... son las principales ocupaciones de Marco Tulio Cicerón, uno de los protagonistas de la etapa más convulsa de la historia de Roma.
La lucha entre los distintos bandos que apoyan a la república o que están a favor de hombres que establezcan un gobierno fuerte y personal, es el marco sobre el que Cicerón sobrevuela. Su nombre es gritado cuando Julio César es asesinado. Y son sus palabras las que llevan al pueblo a nombra a Octaviano como su líder.
Pero todo eso se le pagó con la muerte. Y con el desmembramiento de su cadáver. Él sabía que se jugaba la vida, que lo que hacía podía llevarle al ajusticiamiento, pero aún así cumplío con su deber para con el pueblo de Roma, para con la república y murió.
Atrás queda toda su obra. Desde la filosofía ecléptica en la que sobre todo inventa un lenguaje filosófico apropiado para el latín, hasta sus obras sobre retórica en las que aporta su visión sobre la escritura de discursos, la obra de Cicerón es fundamental para entender el comportamiento de los romanos y sus leyes.
En las Filípicas, carga contra Marco Antonio dando preferencia a Octaviano sobre él. Marco Antonio muere con su amante Cleopatra y con él todo su legado desaparece, toda su opción política. Y es Octaviano, el futuro César Augusto, quien triunfa y crea las bases del futuro Imperio Romano.
Ahora se reedita la obra con nuevas notas y una nueva tradición de un catedrático de la Universidad de Salamanca, José Guillén Caballero. Pura pasión política y una gran prosa para que aprendamos con el ejemplo de un gran hombre.
Político, abogado, héroe de la república, senador, mito, escritor, filósofo... son las principales ocupaciones de Marco Tulio Cicerón, uno de los protagonistas de la etapa más convulsa de la historia de Roma.
La lucha entre los distintos bandos que apoyan a la república o que están a favor de hombres que establezcan un gobierno fuerte y personal, es el marco sobre el que Cicerón sobrevuela. Su nombre es gritado cuando Julio César es asesinado. Y son sus palabras las que llevan al pueblo a nombra a Octaviano como su líder.
Pero todo eso se le pagó con la muerte. Y con el desmembramiento de su cadáver. Él sabía que se jugaba la vida, que lo que hacía podía llevarle al ajusticiamiento, pero aún así cumplío con su deber para con el pueblo de Roma, para con la república y murió.
Atrás queda toda su obra. Desde la filosofía ecléptica en la que sobre todo inventa un lenguaje filosófico apropiado para el latín, hasta sus obras sobre retórica en las que aporta su visión sobre la escritura de discursos, la obra de Cicerón es fundamental para entender el comportamiento de los romanos y sus leyes.
En las Filípicas, carga contra Marco Antonio dando preferencia a Octaviano sobre él. Marco Antonio muere con su amante Cleopatra y con él todo su legado desaparece, toda su opción política. Y es Octaviano, el futuro César Augusto, quien triunfa y crea las bases del futuro Imperio Romano.
Ahora se reedita la obra con nuevas notas y una nueva tradición de un catedrático de la Universidad de Salamanca, José Guillén Caballero. Pura pasión política y una gran prosa para que aprendamos con el ejemplo de un gran hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario