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lunes, febrero 18, 2013

UN CONCIERTO DE RUBÉN POZO

En un concierto de Rubén Pozo puedes cantar canciones nuevas y canciones viejas y verás como el público canta las nuevas y las viejas con la misma intensidad. Menos los despistados que se piensan que están en un concierto de Pereza.

Hay mucho trabajo en un concierto de Rubén Pozo, pero quizá el que más trabaja es el pipa, que prepara, afina y limpia las guitarras, se agacha para dejarlas al alcance de Rubén, canta las canciones y luego lo recoge todo y hasta le da tiempo a regalarle una baqueta al público. También trabaja muy bien (y mucho) la gente que le acompaña, su manager, la gente de la compañía: siempre amables, siempre serviciales y simpáticos.

Suena Pelos de Punta en un concierto de Rubén Pozo y creo que sé por qué yo no lo recordaba. Es una versión distinta (vale, también admito que mis neuronas no son lo que eran). Eso sí, sigue poniendo los pelos de punta.

Me gusta mucho cuando Rubén Pozo canta Madrid en Madrid. Es una doble historia de amor: entre un hombre y una mujer y entre un lugar y sus habitantes.

Lo mejor de un concierto de Rubén Pozo es la música. Suena raro, porque en todos los conciertos eso debería ser lo mejor, pero no es así. Y es lo mejor por lo bien que suena la banda y Rubén y el público, por lo bien que suena todo.

Ver salir a Rubén a un concierto da un poco de miedo. Está tan concentrado que parece que no está ahí, que parece un poco ido. Después de dos temas, coge el microfono y cuenta alguna de sus cosas y se ríe irónicamente de sus chistes malos.

En el concierto del viernes me alucinó el telonero. Azahara. Con “sólo” una guitarra, un bombo y la voz de Azahara llenan una sala dando la impresión de que ahí hay muchos tipos tocando y haciendo ruido. Pero no. Sólo son dos. Pero vaya dos.

Impresiona mucho ver cómo hace los punteos de guitarra. Los hace con una facilidad pasmosa. Como si para él fuera más fácil hacer eso que hablar. La verdad es que da un poco de rabia cuando recuerdas que tú tenías que mirar cada cuerda y cada traste cuando tocabas clavelitos.

En resumen y sin enrollarme e insistir más, sus conciertos son totalmente recomendables, porque además de divertidos son baratos, porque ves a una buena banda con un buen músico, y eso, tal y como están las cosas, es mucho. Pero mucho.




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