Podría quererte mucho
más. Podría intentar hacerte feliz más días. Durante más tiempo.
Podría hacerte reír como lo hago con otras. Podría, por ejemplo,
quererte también los ratos que me olvido de que existes, los ratos
que no me importa si estás o si te vas. Podría intentar quererte
los ratos que me hablas y no te oigo y no me importa lo que dices, ni
si lo dices bien o mal. Podría quererte mucho más. Decirte todas
las cosas hermosas que son ciertas y no te digo. Decirte que a veces
cuando te miro se iluminan tanto mis ojos, sólo por mirarte, que
podría iluminar diez mil ciudades. Podría decirte que mientras
existas todo es mío. O podría inventar palabras para ti, porque las
que existen se han quedado cortas, ya no expresan con exactitud lo
que tú eres cuando yo te lo digo. Podría reservar palabras del
diccionario para ti. Hacer que esas palabras sólo sirvieran para ti
y para nadie más. Podría quererte más mía. Más cerca. Más
tiempo. Mía nada más. Podría quererte incluso cuando te odio.
Cuando me odias. Cuando me haces sentir estúpido. Podría quererte
cuando me desquicias y le doy golpes a las cosas por tu culpa. Podría
quererte más y mejor porque sonríes a mi lado. Podría quererte
mucho, mucho más. Podría quererte cuando me duele la cabeza, cuando
me ducho, cuando me afeito y me corto. Quererte cuando estoy mirando
a otra, deseando a otra. Quererte cuando olvido que te quiero. Podría
juntar todo el amor que te tengo y meterlo en un salero. No se
llenaría entero. Podría tirar ese amor al aire y rápidamente
desaparecería como si nunca hubiera existido. ¿Quién no te quiere
más de lo que yo te quiero? Podría quererte más. Mucho, mucho más.
Pero tendrás que conformarte, si quieres, con este amor verdadero y
cierto que yo ya te tengo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario