Tu amor me absuelve de vivir. Me da la
libertad de la vida que no tiene nada en contra, de la vida que no
encuentra obstáculos.
Tu amor es la respuesta para casi todo
lo que me pasa. ¿Por qué estás tan contento? Yo no digo que es por
tu amor, pero es por tu amor. ¡Estás hoy más guapo! No soy yo, es
tu amor. ¿Dónde vas tan despacio? A encontrarme con tu amor.
Tu amor me duerme por las noches. Es un
adormecimiento lento que empieza por las manos. Poco a poco se
duermen pensando que te tocan. Lo demás viene solo. También tu amor
me despierta por las mañanas. Por eso madrugo tanto. No me creas
cuando digo que me he despertado de repente porque el sol daba en mi
ventana. Porque mi vecino ha puesto la música muy alta.
Tu amor contradice las cuentas del
banco. Cada día menos dinero. Cada día menos posibilidades de hacer
o deshacer. Envuelto en esa crisis continua que siempre he tenido en
mis cuentas y que ahora menos que nunca me importa.
Tu amor, libertad en estado puro, me
acompaña cuando entre mis brazos ella gime. Todo ese amor que hay en
movimiento hacia delante y hacia atrás, entre sus caderas, me
acompaña y se escapa por sus labios a borbotones. Ella dice más, y
yo, sobrado de amor, doy más. Siempre puedo dar más. Tu amor lo
hace posible.
Tu amor es triste en las explicaciones,
pero tan alegre dentro de mí que hay una primavera continua que nace
y muere a mi paso. Flores y plantas y cielos que se transforman
cuando me alejo o me acerco, como si fuera un pequeño dios
primaveral escapado de una mitología increíble.
Tu amor es excesivo para mi vida. Por
eso se me escapa a cada segundo. Por eso no puedo atesorarlo. Por eso
es siempre otro y no yo el que lo recibe. Tu amor podría matarme si tú me lo dieras. Mi vida es tu gran acto de amor. Mi vida
sin ti es tu enorme acto de amor.
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