Ondula el calor a la ciudad aislada. La ciudad se autoabastece estos días, no necesita nada de fuera, todo lo encuentra en sus calles, todo le viene de dentro, nada le hace falta de lo que hay fuera. Se ama a sí misma la ciudad aislada. El verano, el calor y las deserciones hacen la ciudad desconfiada, nada de lo lejano le gusta, nada de lo lejano le conviene.
Camino la ciudad ondulada sabiendo que no estás aquí. Pero no puedo dejar de buscarte. Estarás en otra ciudad. En otra más amada, más suave con las visitas. Estarás acompañada mientras yo camino solo la ciudad ondulada, mientras el calor me agrede y las cosas siguen igual pero en pequeño. Menos gente en las calles. Menos amores vendidos. Menos sexo sucio y falso y vacío y culpable.
La ciudad es una amiga fiel. No me deja dejarla. Y yo no puedo abandonarla. Yo la entiendo perfectamente, aunque ella no sabe lo que hay dentro de mí, no sabe lo que saldrá un día. Tal vez no salga nunca. Pero se cuece en mí cada día.
Ondula el calor a la ciudad aislada. Camino solo por las calles, entre el calor y el sopor. Tu imagen me viene en ocasiones. Te echo de menos. Pero no pienso decirlo.
1 comentario:
Precioso... aunque siempre he visto las ciudades como algo inhumano y artificial, me gusta más la naturaleza, pero ha sido una bonita descripción de las ciudades.
Un saludo de Luz y Penumbra
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