Un bar vacío en un sitio triste. Pero un bar vacío en verano con el aire acondicionado puesto es un lujo que no se puede escapar. Así que me metí en un bar vacío y con el aire puesto a beberme una cerveza fresquita, que no refresca más que una fresca, pero que lo parece.
La dueña era muy simpática y empezó a contarnos cosas y cosas de su vida. Normalmente suele ser a la revés. Suelen ser los camareros los que escuchan, pero se ve que esta mujer hacía mucho que no tenía un cliente.
Resumiendo su marido se había ido con una camarera que había tenido trabajando allí. Era muy guapa y muy lista. Y por eso ella no le reprochaba nada a su marido. Lo único que se hubiera ido porque con aquella chica el negocio funcionaba muy bien. Y yo dije, bueno, el que no se conforma es porque no quiere. Busque un hombre guapo y que trabaje aquí. Ahora tiene un camarero guapísimo que le llena el bar. Aunque es un poco gay. Cosa que a ella le molesta porque quería repetir la historia de su marido. Pero poco, porque se está forrando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario