Dice el presidente de la Comunidad Valencia que esta va a ser una legislatura marcada por el ahorro. Está bien. Está incluso muy bien que las instituciones ahorren dinero. O dicho de otra forma, que no lo malgasten. Dado que es dinero público aportado por todos debería haber una ley que impidiera el malgasto público, que impidiera que se gastara dinero en cosas inútiles, en gilipolleces, en cosas que no hacen falta.
La ambición de los políticos hace que cada vez se arroguen más competencias. Que cada vez legislen más. Y esas competencias y esa legislación conlleva un gasto que es inútil y excesivo. De ahí gran parte de la deuda de las instituciones que se han dedicado a subvencionar estupideces y a gastar dinero en cosas, ideas, edificios o empresas vacías de contenido y de cualquier cosa que no sea gasto, gasto, gasto.
Confiamos en la recuperación económica y confiamos en que la experiencia actual sirva para que no haya gastos superfluos cuando eso ocurra. Aunque no confiamos demasiado. Mientras tanto, tendremos que seguir pagando impuestos, algunos con gusto, y recibiendo poco a cambio. Por culpa de malas gestiones. Así es la democracia.
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