Resulta que tenía la terapeuta dos clientes. Uno tenía un problema de memoria. Un día iba despistado y se golpeó la cabeza al sacar un plato de un armario de la cocina. Total, que se borró la memoria a medio plazo. Con lo cual no recuerda más que dos días. Todo lo demás lo olvida. Tiene sus cosas buenas. No recuerda el dolor de días anteriores. Ni por qué lloraba o se enfadaba. Pero claro, tiene sus cosas malas. No recuerda ningún pin.
Por otro lado tiene una cliente que lo recuerda todo. Con una precisión milimétrica. Sitios. Objetos. Caras. Nombres. Todo lo archiva en su prodigiosa memoria. Puede recordar cosas que sucedieron antes de que supiera hablar. Es bonito porque recuerda los detalles. Y mortificante porque no puede olvidar las cosas malas que le suceden.
El caso es que viendo a una y otro pensó que tal vez debieran conocerse. Mañana se casan. El uno completa los recuerdos del otro. Y él la enseña a olvidar cosas. A que no le importe. Total que está muy bien. A ver cuánto dura.
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