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lunes, abril 11, 2011

ESTO ES VIDA

Iba por la calle con la molesta sensación de que me seguían. Pero no era cierto. Era yo el que seguía a una persona. Llegamos a un parque y yo me senté en un banco a espiar. Mientras él se tumbó en el césped y se tiró allí medio desnudo.
Llegaron otro montón de desarrapados iguales a él y todos se tiraron en el césped, sacaron una cerveza, encendieron unos cigarros y pusieron música. Pero eso no era lo más molesto. Lo más molesto era lo que decían.
Todo el rato hablaban de lo genial que era aquello. Estar allí tumbados. Sin hacer nada. Sin preocupaciones. Sin nada en que pensar. Total que todo el resto de su vida era una chufa. Al menos eso di por sentado. Supuse por lo tanto que mientras estaban haciendo el amor, metidos en el agua del mar o haciendo cualquier otra cosa placentera como dormir se lo pasaban mucho peor. Imaginé la vida miserable que debían de llevar si aquello sí era la vida y no todo lo demás. Ese todo lo demás me mataba. Emborracharse no era nada para ellos. Ni besar. Qué vida más rara. Así que dejé de espiarles porque llegaron unos jubilados y se sentaron a mi lado en el banco. Hablaban de sus enfermedades. Esos sí que disfrutaban de la vida. De la que les quedaba.



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